Bolívar - 19 de diciembre de 2009
Los deberes del Bicentenario para construir la igualdad y el futuro
Al culminar el año saludamos la recuperación del Radicalismo que resurge para servir al país. Asumimos que en el ámbito bonaerense debemos completar el proceso de recuperación del sendero de Yrigoyen, Larralde, Balbín y Afonsín para conducir al Acuerdo Cívico y Social (ACyS) a la victoria en el 2011. Para esto es necesario profundizar la democratización del Partido, su desburocratización, y ser firmes y claros opositores a un gobierno provincial que se anota entre los peores de la historia y altamente dependiente de los mandatos del poder central.
El 2009 fue de buenos resultados electorales en el país y al que aportamos aún cuando el dueto peronista gastó en propaganda, cada uno, 12 veces más que el ACyS y de las formas más arteras de promoción de la polarización. A nuestra perfomance aportó el rol radical en las luchas del campo durante el 2008, la sensibilización social por el 25 Aniversario del Gobierno y el fallecimiento de quien fuera su Presidente, el Dr. Raúl Alfonsín, que movilizó las reservas morales del pueblo argentino.
Hubo una correcta gestión política de tales condiciones. Cabe destacar como determinante la democratización partidaria, la institucionalidad emergente, la política de alianzas y la dirección táctica y estratégica. Desde allí reconocemos y hacemos nuestra la acción del Presidente del Comité de la Provincia Daniel Salvador y del Comité Nacional Gerardo Morales. Del mismo modo, de la calidad de la propuesta de candidatos que ofrecimos al electorado en todos los niveles y que hubiera sido impensable en las condiciones en las que se elegían anteriormente. La de Ricardo Alfonsín, al frente de los diputados nacionales y la de centenares de hombres y mujeres radicales de quienes que nos sentimos orgullosos.
El radicalismo de las componendas ha sido superado por un nuevo ambiente que favoreció en la calidad de sus candidatos, inclusive, a los sectores que se resistían al cambio. Excepto los distritos intervenidos, cada radical pudo elegir y ser elegido. Esto constituye un estímulo adicional para militar y nos asumimos dirigentes de este proceso de democratización y al que no pocos se opusieron. La mayor parte de los electos no figuraban en la hoja de ruta prevista por la superestructura de entonces, al inicio de año. Esto es un paso gigantesco.
El fortalecimiento institucional del Partido se afianzó con la organización de la juventud. En todos los casos no se trato de un camino simple y completo. La inercia de las fuerzas conservadoras se hicieron sentir en uno de los mayores obstáculos a la democratización: la Junta Electoral del Partido que es el ícono del carácter de la lucha interna y para remover las causas de los fracasos que aún nos duelen. Hasta la propia justicia, y por unanimidad, marcó a fuego la naturaleza de sus decisiones, poniendo las cosas en su lugar y recordándole a la Junta Electoral que su rol es el de garantizar la democracia interna y no la de asegurar picardías.
Quienes tienen más temor que deseo del cambio resistirán y para ello pondrán, ya lo están haciendo, todos lo que sea necesario para evitar nuestra victoria. No reconocen en esas prácticas, el Estado prebendario y patrón y el clientelismo la causa de los fracasos de la política.
Nos comprometemos a luchar para que el Radicalismo del Bicentenario sea transparente, institucionalmente fuerte y moderno para impulsar un programa de movilización y de confianza y la renovación de los cuadros. Los contingentes juveniles movilizados por el legado de Raúl Alfonsín deben traducirse en la propuesta política e intelectual del Partido. Esa fue aniquilada con la derrota cultural de los 90. Desde allí que la formación, selección y promoción de nuevas figuras pasa a ser una cuestión estratégica para los ambientes progresistas del Partido. Los nuevos paradigmas, modo de comunicación, creación de identidad y demanda creciente de soberanía ciudadana condena a esas organizaciones internas no flexibles ni democráticas a la esterilidad.
Estos, además, han menguado la calidad del proceso de unificación del radicalismo del que nos reconocemos promotores principales como lo testimonian los documentos ante las Convenciones Nacional y Provincial y que denominamos “contradiáspora”. Una política para aportar interrumpir la fragmentación política que condena al País. Primaron, mediante inventivas sorprendentes, intereses secundarios y de corto plazo para habilitar reincorporaciones al margen de la Convención Provincial y achicaron la puerta de los que volvieron. Ésta debe ser convocada para regularizar la situación y promover nuevos espacios de encuentro con otros radicales que esperan que los convoquemos. A la par, así lo decía nuestra propuesta, los reingresos no deben ser causas de aniquilamiento de los que se quedaron a cuidar el Partido. La decisión antiestatuaria de la Mesa de la Convención ha promovido este perjuicio desde la falta de respeto a las autoridades y militantes de radicalismo de los distritos. El camino ha sido recuperado por el Plenario del Comité de la Provincia convocando a la opinión de los mismos e iremos a abrazar la unidad preservando nuestro patrimonio histórico reciente. Entonces, vamos por el encuentro de los radicales basado en la democracia, la armonía de los derechos de todos, la transparencia y la renovación. Con esos atributos, la unidad es nuestra bandera.
La misma, y el fortalecimiento del ACyS, son condiciones estratégicas para una buena victoria para el 2011. No se trata sólo de vencer. La última experiencia (de la Aianza) nos obliga a la previsibilidad para existir en buenas condiciones en el 2015. Y la previsibilidad es una cuestión de la fortaleza del Partido, de la calidad de los candidatos que proponga y de la formación de cuadros políticos que lleven adelante y sostengan la propuesta de modo eficiente y consistente. Debemos dirigir un proceso complejo de recuperación nacional que conduzca a la inclusión social y territorial y al acceso de Argentina a la sociedad del conocimiento.
Del mismo modo que la revalorización social del gobierno de Alfonsín fue determinante para la reconciliación del radicalismo con el pueblo, es condición para la formulación del programa correcto, y sus ejecutores, reconocer la derrota cultural de los 90 en manos del neoliberalismo que ha conducido a una generación a la ahistoricidad y que tiene como consecuencia un país excluyente. Una derrota cultural ocurre cuando los paradigmas, códigos y contenidos de los enemigos pasan a ser de integrantes de nuestras propias fuerzas y nos conduce a la desorientación. Y eso ocurrió cuando la contradicción pasó de democracia o dictadura a ser democracia o mercado sin asumir que éste carece de horizonte temporal y social. Es en los escombros de esa batalla cultural en donde encontraremos las brújulas perdidas y que nos reconduzca en el camino al progreso. La de revalorizar el rol del Estado, formular una política exterior conforme a la historia del radicalismo, y contar con los cuadros políticos adecuados. Sin este balance cualquier programa es una formulación de las características del de la Alianza. La cuestión es política y no académica, aunque la gestión política del conocimiento debe ser una de las claves de la certidumbre y de la capacidad de imaginar y desarrollar un futuro.
La crisis económica internacional ha concluido y ha sido el rol de los estados nacionales y los instrumentos de políticas activas las que impidieron el derrumbe de la globalización y la reactivación que vivimos. Entender estas claves nacionales, la presencia de China e India en la economía mundial, y sus políticas, y la fortaleza latinoamericana es central. Nuevas oportunidades resurgen para la Argentina y nos proponemos potenciarlas. El problema nacional es que el modo de gestión política de la Resolución 125 esfumó el círculo virtuoso en el que estaba la economía y la sociedad y se generó un ambiente, desde la crispación permanente, contraria a las necesidades de inversión, innovación, emprendedurismo y certidumbre que demandan los tiempos para competir en el mundo. Hay que recuperar el círculo virtuoso a la par del crecimiento movido por el mercado mundial y el camino es el diálogo y la concertación.
El año que se inicia es el propicio en tanto que inicia el período de los bicentenarios (2010-2016). La obligación de impulsarlo está en el Partido de la Patria, la UCR. Y para ello contamos con el antecedente del modo mejor sistematizado y ordenado de esta difícil empresa que requiere de técnica y decisión política. Se trata de la iniciativa Alfonsín de Parque Norte de diciembre de 1985 con sus coordenadas de ética de la solidaridad, lealtad política y modernización. La concertación será una conquista y no una concesión. En aquel entonces, las iniciativas de Parque Norte se vieron dificultadas desde una perspectiva de oposición irresponsable y falsamente izquierdista que los tiempos evidenciaron como una desfachatez y una hipocresía: La acusación por parte del justicialismo de que Alfonsín había pactado con el imperialismo. Este año la frustró el oficialismo con su picaresca que raya con la irresponsabilidad.
Vamos a resolver las dos asignaturas pendientes de la democracia: la pobreza y la exclusión que aflige la Nación, y la corrupción. En el punto de contacto de estas dos circunferencias secantes está la inseguridad. El clientelismo político no solo es causa sino también promotor de una mayor profundidad y extinción de la pobreza A la inclusión y el Estado decente estamos obligados con la mirada que ya beneficiaba en 1985. Y debe realizarse una autocrítica porque no hicimos de ella una bandera.
Y el año que concluye tiene el dato del dolor cuando vemos que en estás fiestas, y en momentos de toma de decisiones, falta el mejor de nosotros: Raúl Alfonsín. Han sido las multitudes, de nuevo, las que pusieron el lugar de cada uno en la historia. Y las que determinaron la verdadera talla de su mítico gobierno. Sobre todo en el aspecto que supo sintetizar en su último mensaje de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, el 1 de mayo de 1989:
“La tarea principal que nos encomendó el País en 1983, fue construir una democracia. Con la colaboración de toda la sociedad, nos entregamos a esa tarea. Y hemos tenido un éxito tal, que hoy el País se ha olvidado de cuáles eran sus preocupaciones, sus dudas, sus ansiedades en 1983.Hoy, todo nos parece natural…… Nos parece natural que no haya estado de sitio. Nos parece natural que cada uno pueda decir lo que quiera. Nos parece natural que no haya proscripciones. Nos parece natural que no haya presos políticos. Nos parece natural que no haya provincias intervenidas. Nos parece natural que no haya sindicatos intervenidos, Nos parece natural que el gobierno esté por concluir su período constitucional” .Y agregaba “Y yo creo que está bien que todo esto nos parezca algo natural. Así debemos considerarlo de ahora en adelante. Sin embargo, todo eso, junto, no se había dado nunca en nuestra historia”.
El país le está encomendando al radicalismo una nueva gesta patriótica, que deberá ser recordada como la gesta del bicentenario, y que tendrá como eje la profundización de la democracia, dotada de sentido social y deseo de futuro. Y así, en el 2020, nos parecerá normal que todos los padres y madres tengan trabajo. Nos parecerá normal que todos los jóvenes terminen el secundario y que desde la primaria, cada chico tenga una computadora. Nos parecerá normal que la educación en la Argentina vuelva a ser el ejemplo de América Latina. Nos parecerá normal que la Argentina esté integrada al mundo como ejemplo de diálogo, modernidad, igualdad y fraternidad. Nos parecerá normal que tengamos un país verdaderamente federal. Nos parecerá normal que tengamos un sistema fiscal justo, que nos permita crecer con equidad y no con desigualdad. Nos parecerá normal que todo argentino tenga acceso a una salud de calidad más allá de su origen social. Es decir, nos parecerá normal que con la democracia se coma, se cure y se eduque. Y el objetivo es que para los argentinos, en el 2020 todo esto nos parezca normal. Pero esta normalidad dependerá de la construcción política y social que se realice para ello. Y esa es la tarea que nos encomienda la historia. No es una tarea de uno, sino de muchos, a través de la gloriosa Unión Cívica Radical.
“Él, QUE COMPLETÓ SUS DEBERES YA DESCANSA. NOSOTROS DEBEMOS COMPLETAR LOS NUESTROS”
ENCUENTRO PROVINCIAL DE AFIRMACIÓN RADICAL
Bolivar, Provincia de Buenos Aires. 19 de Diciembre del 2009.
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